El sistema de acceso al profesorado en España prima la experiencia sobre el conocimiento, la capacidad, la creatividad y las facultades de los enseñantes.
Como denuncio sin pausa en este blog es un sistema perverso porque al valorar los años de experiencia sobre la formación, la habilidad, sus posibilidades de motivar y/o emocionar a los alumnos permite que los profesores con más años de experiencia obtengan plazas nada menos que fijas en un sistema de enseñanza que hace aguas por todos lados.
No quiero decir que el profesor con diez años de experiencia que se presenta a una oposición sea imbécil sino que otro sin experiencia puede ser infinitamente mejor.
Los candidatos opositores vienen denunciando desde tiempo inmemorial esta mafiosa selección del profesorado –sean maestros o licenciados- que debería de reconocer más la capacidad y el conocimiento que los años de experiencia.
En el ejército –que nunca he pisado- se dice que la veteranía es un grado. Pero sólo en el ejército. En la enseñanza la experiencia no es ninguna garantía de calidad.
El conocimiento y la comunicación
Comunicar es la palabra de moda, pero lo es porque es una realidad. Zapatero le gana a Rajoy porque comunica mejor, mucho mejor. Rajoy sabe más, mucho más, pero los examinadores prefieren la comunicación a la ciencia. No quiero entrar en la forma de seleccionar los candidatos a presidentes, sino a profesores que- en principio- es un oficio más digno que el de político.
Si volvemos a la comunicación –el símil político resulta interesante- esta comprende no sólo el hablar bien, el ser un buen actor – Zapatero lo es y Rajoy es un soso- pero también los gestos, el transmitir emociones, el mantenerlas, la elección de tiempos y pausas.
La comunicación es una ciencia pero también un arte. Un buen comunicador nace. También se hace, pero el transformar un mal comunicador en uno bueno es misión imposible. ¿Le habrán dado unas cuantas clases a Rajoy?
Que conste, aunque soy ácrata y odio la política que a pesar de los pesares, me cae mucho mejor Rajoy que Zapatero, no por los personajes en sí, sino por las ideas que representan y porque estos últimos señores que usufructúan el poder en todos los ámbitos y sentidos por su carencia de ideas, de conocimientos llevan a este país a la ruina más absoluta.
La educación es un desastre que no tiene remedio, por no existir una política científica, por no existir una política lingüística, por no existir una planificación a largo plazo de nada. La ignorancia en el poder, instalada y feliz porque, además y es lo más grave, piensan que lo hacen bien. Se aplaude al líder rodeado de pelotas analfabetos.
La emoción, la pasión por la catástrofe que vivimos y que no es nada con lo que se nos viene encima, me desvía del eje central de esta humilde comunicación postal, que no es otra que ofrecer, que no dar, mis consejos humildes y discretos a comunicadores y profesores para que mejoren sus clases.
Apartados del camino proceloso de la política en el que no estamos enfangados, la comunicación es necesaria en las aulas.
Explicado que mal que nos pese el buen comunicador nace, veamos cómo es posible que por lo menos el mal comunicador pueda convertirse en excelente por arte de birlibirloque.
El profesor siguiendo consejos de alguno que además es artista, debe transformarse como cualquier travesti en un actor principal.
El aula es un plató de cine o televisión, además en directo y sin guionistas, en la que el profesor es el actor principal y los alumnos los actores secundarios.
El guionista – y no se le paga por ello- es también el profesor. Mal que nos pese además de actores somos guionistas, tramoyistas y una retahíla de istas larga y complicada.
Puestos en el plató, asumimos esa posición de actor principal y guionista en la que siempre siguiendo el guión preparado y bien estudiado, debemos transmitir conceptos. El objetivo de toda obra de teatro es que sea emocionante, novedosa, comprendamos su significado y si encima satisface una necesidad, entonces triunfaremos.
Me dirán ustedes que esa obra de cine o teatro que reúna todas esas condiciones no existe. Estoy de acuerdo, no existe pero intentemos aproximarnos a esa lejana meta.
Desgranemos las características de la comunicación: emoción, novedad, significado y necesidad. El orden es importante pero se puede alterar. Es discutible. Los cuatro factores son trascendentales, pero como en matemáticas el orden de los factores no altera el producto.
Los tiempos son importantes. Fíjense como en televisión cada media hora nos ofrecen con generosidad una pausa –para colocarnos publicidad- y recuerden que también los minutos de publicidad están meditados y medidos.
La atención de los oyentes-alumnos se pierde en unos veinte minutos, siempre y cuando se produzcan todas las condiciones favorables de la comunicación. Es decir, si conseguimos una emoción elevada, un tema muy novedoso, una idea – guión- interesante y hemos creado la necesidad, entonces a partir de los veinte minutos, el interés, la atención descenderá. Nuestro cerebro es incapaz- en general- de mantener un nivel cognoscitivo elevado por más de veinte minutos. Los alumnos-espectadores más interesados puede que consigan alcanzar treinta minutos.
El guionista necesita preveer esta circunstancia con pausas, altos o cambios de actividad. En estas interrupciones es importante que los alumnos-espectadores participen y se conviertan en actores, actores secundarios pero actores.
La participación aumenta la emoción y se consigue mejorar la atención.
Lo mismo pasa con los posts, por aquello de- lo bueno si breve dos veces bueno– que si son cortitos se leen mejor. Antes se decía con mensaje, ahora con SIGNIFICADO, comunicaciones breves, con mucho contenido, transmitiendo emoción, la necesidad de la información y la interacción con los alumnos-oyentes. Cuando un post es largo la gente huye, lo mismo con la comunicación oral.
En el proceso de almacenamiento de la información, nuestro cerebro almacena sólo lo que comprende su Significado, agrupándolo con otras informaciones previas de igual o parecido Significado como si fueran redes de Significados o de conocimientos. La trascendencia de explicar en las clases los Significados de las unidades léxicas, de las normas gramaticales pero que además se entiendan. No sirve de nada soltar un rollo por muy técnico que sea, si los alumnos no alcanzan su comprensión.
El cerebro se organiza en estratos y redes, la información que llega se clasifica primero y luego se almacena junto a otras informaciones –que ya se encuentran- de la misma categoría de Significado.
En este blog en todo lo referente a Lengua y en concreto a la TST o Teoría Significado-Texto de la que he publicado aspectos divulgativos- intento que no sean muy técnicos para que los lectores lo entiendan- reitero y preciso que a pesar de que muchos lingüistas traducen como T. Sentido-Texto, y la red da testimonio de ello, creo que soy la única en escribir Teoría Significado-Texto.
El término SIGNIFICADO es mucho más rotundo que SENTIDO, por ello lo utilizo y lo reitero en infinitas ocasiones hasta la saciedad y el cansancio de mis lectores. Pido perdón por ello.
Aunque muchos autores que investigan el cerebro humano –los políticos carecen de él, es una condición necesaria para ejercer la profesión- otorguen importancia a otros aspectos de la comunicación como la necesidad, la emoción y la novedad, para esta humilde servidora la comunicación se caracteriza por tres factores: SIGNIFICADO, SIGNIFICADO y SIGNIFICADO.
Las pausas:
Menciono anteriormente la necesidad de cortar la comunicación más o menos cada quince, veinte o treinta minutos. Este lapsus horario depende de la edad de los alumnos. Los más jóvenes necesitan intervalos más cortos. A veces el vuelo de una mosca distrae su atención, o el rollo del profesor duerme incluso a la mosca haciéndole perder el equilibrio.
Las interrupciones de la comunicación pueden servir para hacer preguntas o simplemente descansar con un chiste –normalmente los profesores los desconocen- por lo que son los alumnos los que divierten a los profesores. Estas situaciones son parecidas a las de las liebres cazando a las escopetas.
El tono distendido, divertido debe presidir el aula, alternando con las comunicaciones serias y responsables. En las clases de los menores el ambiente debe de ser entretenido rozando con la diversión. Conforme aumenta la edad de los alumnos-actores hay que disminuir la diversión y sustituirla – en las pausas- por anécdotas o sucesos de actualidad que se pueden incluir, reanudada la clase como materia de estudio, por ejemplo del léxico. Expresiones utilizadas se pueden analizar si son o no colocaciones, expresiones fijas o lo que proceda.
Para un comunicador, un profesor lo es, ante y sobretodo, el SIGNIFICADO es la esencia de la comunicación. El resto es ARTE también con MAYÚSCULAS.
Otros factores que influyen en la buena comunicación:
Los ingleses al bajón del cerebro cuando su actividad disminuye cada más o menos veinte minutos lo llaman downtime. El bajón procede de una saturación de nuestras neuronas que necesitan un breve reposo para continuar procesando la información.
Pero la comunicación depende además de la necesidad, de la emoción, de la novedad y del SIGNIFICADO, de otros factores que denomino ambientales los unos y los personales, los propios de la situación de los alumnos.
Los ambientales son la clase en sí con todo lo que conlleva, la iluminación, el frío, el calor que influyen en la calidad de la comunicación; si las condiciones del aula no son las adecuadas se puede generar un estrés que perjudica la enseñanza.
También las condiciones personales como pueden ser las del entorno familiar de los alumnos, o incluso la dieta, el desayuno, el sueño pueden originar perjuicios a los aprendientes.
Los profesores angloamericanos utilizan una receta que denominan RAD que responden a unas siglas:
1ª) La novedad que consigue activar la transmisión de la información activando el sistema reticular (R)
2ª) Un filtro afectivo que impide las clases estresantes (A)
y 3ª) Un ambiente agradable que provoca la liberación de la dopamina (D)
Es una receta pero prefiero la fórmula de las cuatro características de la buena comunicación que pertenece a Jensen, F (1998) en “Teaching with the brain in mind” en Alexandria: VA: ASCD