Español en América

enero 29, 2011

Frasemas, pragmatemas y colocaciones

Filed under: Lengua española — Mercedes @ 8:10 pm

La lingüística es una ciencia social que a diferencia de las matemáticas y otras disciplinas exactas en las que las diversas magnitudes se pueden evaluar y calcular con precisión, es decir dos más dos suman cuatro, mientras que la lengua es un fenómeno discreto, no medible y no cuantificable.
Esta constatación supone una dificultad en los intentos de modelizar la lengua.
Las diversas escuelas lingüísticas ante la imposibilidad del dos más dos, cuatro, pretenden buscar ya no modelos exactos sino aproximados, pero previamente a ese intento modelizador, conseguir ideas, conceptos, términos, que, por lo menos, describan el sistema de la lengua.
En definitiva, persiguen a través de la terminología describir de la forma más aproximada la realidad de la lengua.
Una de las escuelas que por medio de una terminología ingeniosa se acerca a esa descripción de cómo funciona la lengua es la TST, o Escuela de Montréal que se apoya en la Teoría Significado-Texto.
El creador, Igor Mel’cuk, con una humildad encomiable y su discípulo Alain Polguère, declaran que la TST está en “continua evolución”.
Las lenguas se caracterizan por su irregularidad. A cada regla gramatical corresponde una o varias excepciones que lo único que demuestran es la inexistencia de la pretendida norma. Nada más echar un vistazo a la conjugación verbal ejemplo sacrosanto de la irregularidad de la conjugación.
Intentos de descubrir la conjugación verbal y al final del recorrido, son los del Molino de Ideas con su conjugador ONOMA que después de infinidad de esfuerzos, consiguieron modelizar la conjugación de todos los verbos del español. Con lo que se demuestra que, en algunos casos, la modelización de las lenguas es posible y, además, necesaria para los estudiantes y estudiosos del español.
Los conceptos de la TST se encuentran en “evolución” y cada paso realizado requiere una investigación y a posteriori, una reflexión y a veces reformular la terminología.
La TST desde sus inicios en la década de 1.960 ha trabajado sobre el léxico y en concreto en la “diccionariología” o construcción de diccionarios en especial los de colocaciones léxicas de la que la TST es el máximo exponente mundial. El resto de Escuelas de las Lenguas a la “diccionariología” la denominan lexicografía. La terminología utilizada se va modificando en función de las investigaciones, la última presentación de los conceptos de modelización del léxico los acaba de exponer Mel’cuk el quince de diciembre de 2.010 en el acto académico de la Facultad de Traducción de Montréal que exponemos a continuación.
En principio, las unidades léxicas pueden estar constituidas por una forma (la antigua palabra) o por varias formas que se denominan unidades polilexemáticas.
Estas últimas pueden ser “libres” o “restringidas”. Las unidades léxicas estén formadas por una sola forma o polilexemáticas restringidas poseen un “significado único”. Las unidades polilexemáticas “libres” o también llamados sintagmas libres se caracterizan por poseer un significado composicional, es decir, el significado del sintagma si está formado por dos formas es la suma exacta del significado de sus componentes.
Los sintagmas libres no están sujetos en su combinatoria a ningún tipo de restricción, se combinan con absoluta libertad.
No es el caso de ciertas unidades compuestas por dos o más formas cuyo significado no coincide con el de la suma de los significados de sus componentes, se caracterizan por esa no composicionalidad y por la restricción léxica. Este tipo de unidades léxicas pluriformes si su significado es opaco y que no se puede descubrir por el de sus componentes, se califican como frasemas. Si el significado es parcialmente deducible de los significados de sus combinados, entonces nos encontramos ante los semifrasemas o colocaciones léxicas. Su significación algunas veces es casi transparente como en “luna llena” pero el núcleo o base de la combinación está sometida a restricción: no se combina con plena o completa para producir “luna plena” o “luna completa” que aunque constituyen sintagmas correctas desde el prisma de la gramática, no así desde el uso que percibe estas “luna plena” y “luna completa” como incorrectas, que, por supuesto, lo son por no ser empleadas. La repetición de “luna llena” durante un gran lapso de tiempo consigue que luna no se combine más que con el adjetivo llena para significar que la luna está en una fase de apogeo. Por supuesto, que cualquier locutor nativo percibe la transparencia de “luna llena”, pero un extranjero si la lee o la escucha la entenderá, pero si de manera previa la desconoce, podrá formular las anteriores “luna plena” o “luna completa”.
Mel’cuk en su exposición antes referida explica . Los frasemas son opacos en contraposición con los “sintagmas libres” cuya composición es semánticamente transparente y el locutor que los produce los selecciona sin someterse a ninguna restricción, en absoluta libertad y la elección de uno de sus componentes no obliga a la selección de ningún otro.
La gran novedad que aporta Mel’cuk en su última exposición es la nueva tipología de los frasemas en tres categorías semánticas: los frasemas no composicionales o locuciones (opacos), las colocaciones (semitransparentes) y semicomposicionales y, el último tipo –y también la novedad en la TST-, los clichés.
Introduce una nueva clasificación que califica como “frasemas pragmáticos”, según esta nueva terminología “pragmatemas”. Estas “frases” hechas son tales como:
“Cumpleaños feliz” o “Prohibido aparcar”.
Otra nueva idea introducida es la de “pivote semántico” que Mel’cuk define como dentro de un significado (s) de una unidad léxica polilexemática, una parte de su significado (s1) que es: significado de s = significado de (s – s1).
Este nuevo concepto de “pivote semántico” permite clasificar las locuciones:
A) Locuciones “fuertes” o “locuciones completas” absolutamente opacas o indescifrables.
B) Semi-locuciones en la que los componentes AB son semitransparentes, A es la base o núcleo de la locución pero B no es el pivote.
C) Quasi-locuciones AB o “locuciones débiles” en las que ni A ni B son los “pivotes semánticos”.

Si quisiéramos clasificarlas en forma “total” haríamos las dos grandes clasificaciones: frasemas semánticos y frasemas pragmáticos.
Los más complicados son los semánticos que se dividen a su vez en composicionales y no composicionales.
Los composicionales los subdividimos en “clichés” y “colocaciones”.
Finalmente los frasemas no composicionales los llamamos “locuciones” que los volvemos a dividir en “quasi-locuciones”, “semilocuciones” y “locuciones fuertes” o “completas”.
En un siguiente trabajo dada nuestra incapacidad de definir la terminología, intentaremos a base de ejemplos, conseguir que nuestros lectores comprendan estas combinaciones habituales de la lengua. Nos quejamos del diccionario de la RAE que peca en sus definiciones de falta de claridad. Nosotros entonamos también el mea culpa.

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