Español en América

marzo 11, 2010

Doble mano o doble sentido

Filed under: Humor y lengua — Mercedes @ 6:08 pm

No se preocupen, no me ha crecido otra mano. Tranquilícense que no es grave, el enfermo se recupera.

En un post reciente sobre el español de la salud, en concreto de las colocaciones (lingüísticas se entiende) comentaba y criticaba los frecuentes errores de los traductores de inglés a español y la necesidad de contar con los diccionarios específicos de colocaciones para cada ramo de actividad técnica, financiera o científica.

Pero como toca humor, y el concepto de tocar es polisémico, diría que muy polisémico, porque el humor de hoy lo quiero tocar con las manos.

La excelente web de noticias sobre medicina en español del gobierno de Obama, preciso que este señor es el presidente de los Estados Unidos, publica una traducción de Reuthers Health sobre “las personas obesas tienen alto riesgo de desarrollar depresión”. A parte de las consideraciones dietéticas del artículo en cuestión en el que su autor en vez de recomendarnos que hagamos ejercicio, dejemos de comer jamón pata negra y nos dediquemos a ver menos TV, nos aclara que los gorditos y las gorditas pueden sumirse en estados depresivos.

La doctora Floriana S. Luppino, autora del artículo, no sabe que los gorditos son gente simpática y agradable, no hay más que verlos sonreír continuamente y su buen humor se manifiesta nada más contemplar sus orondos cuerpos. Por cierto, que en este blog, publiqué un cuento de una flor que se llamaba Florinda y que tenía una amiga Floripondia, cuentos que recomiendo cuando se sientan deprimidos no por la gordura de sus vecinos, totalmente inofensiva y curable con una buena dosis de no comer nada y beber mucha agua, sino por la estupidez de nuestros políticos que nos conducen a la delgadez galopante.

La gordura dicen los economistas, y Zapatero está de acuerdo, nos encamina por la vía de la falta de ingresos, a la delgadez y a la hambruna que precede a la muerte. Por eso no creo que en España en unos pocos años quedarán gorditos, o bien se convertirán en flacos o habrán emigrado a algún país más favorable para mantener sus valiosos michelines.

Se me olvidaba que el eje central de este trabajo, no es otro que el estudio de nuestra doctora Floripondia que nos cuenta en su estudio que el sobrepeso aumenta el riesgo de tener síntomas depresivos pero que también puede desatar la depresión clínica. Mis conocimientos médicos no me permiten diferenciar los síntomas depresivos con la depresión clínica, pero lo cierto es que recomiendo a Floripondia que lea mi cuento de la flor Florinda y se le pasarán los riesgos depresivos.

La depresión no es una enfermedad, es una coartada para que los directores de bancos se quiten de en medio cuando más los necesitamos.

La pregunta que nos hacemos los mortales es si el fenómeno de la gordura conduce a la depresión, o si la depresión conduce a la gordura, es decir si el problema es bidireccional. Floripondia no nos lo aclara, porque podría ser la solución de esas jovencitas esmirriadas que tienen o dicen tener anorexia. Sumirlas en la depresión para que recuperen algunos rollitos aunque no sean de primavera.

El estudio de Floripondia sugiere que los gorditos americanos tienden a ser más depresivos que los europeos, cosa que en este lado del Atlántico ya sabemos porque nuestro sentido del humor y nuestra tolerancia son mayores. Nosotros nos dedicamos a la poesía, al paro, al funcionariado y a otras cuestiones sin relevancia que nos permiten disfrutar de la vida, mientras que los americanos se toman las cosas en serio.

Por favor, déjense de preocuparse por los demás, que Gabón o Cabo Verde sean más o menos democráticos nos la trae floja y no nos altera ni el sueño ni nos provoca depresión, ni tampoco gordura. Los gordos europeos son saludables, simpáticos con buen humor, no necesitan sumirse en depresiones para ponerse fuera de juego. No piensen que soy obesa, pero siempre las personas entradas en carnes me han caído muy bien y casi todos mis novios han sido gorditos.

Otra cuestión olvidada: la doctora Floripondia nos explica que el estadounidense promedio pesa más que el europeo promedio. Esto de los promedios es muy interesante porque nos permite saber que la NBA está en los Estados Unidos y no en Europa. Lo que no discierne el peso promedio es si los gringos son más altos que los europeos y eso justificaría su mayor peso. Este estudio juicioso no es yanqui, como habíamos pensado sino holandés, y Floripondia tampoco nos dice si come mucho o poco queso de bola. Bolas parece ser que no tiene, melones sí, pero no nos indica su tamaño. El melón, esto es de mi cosecha, es una fruta que contiene mucha agua y si se come en vez de chuparlo origina un flujo de líquido en nuestro organismo que consigue un rápido adelgazamiento. Y no sean mal pensados que no me refiero a los melones que se consiguen por la vía de la cirugía estética que son infinitamente más caros que los naturales.

El periodista norteamericano que pone los titulares califica a la relación obesidad-depresión, como <de doble mano>, olvidándose que en el español nuestro se escribiría  <de doble sentido>.

Si vuelvo a las aguas de mi molino, un molino serio, verifico la necesidad de los diccionarios de colocaciones y los específicos de cada ciencia, para su empleo en la enseñanza y para los traductores con mejor voluntad que conocimientos de la lengua española. Un diccionario de colocaciones nunca daría como bueno a <doble mano>. De la misma forma es incorrecta la proposición <doble dirección>.

En muchos casos los lingüistas justifican la corrección como una restricción léxica, en este caso, entiendo que en la colocación <doble sentido> no hay restricción léxica sino conceptual. Las colocaciones deben subordinarse a los conceptos científicos, en este caso matemáticos.

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